"La educación no es una caridad es una inversión y es la mejor herramienta para erradicar la pobreza de nuestro pais". Shakira




Cada vez que sale una nueva versión sin soporte extendido de Ubuntu ocurre algo parecido: surgen muchos problemas que no se han podido solucionar a tiempo, algunas decisiones disgustan a los usuarios y al final alguien acaba sacando el tema de que lo de sacar versiones cada seis meses es una mala idea.

Los ciclos de lanzamiento de Ubuntu funcionan de la siguiente manera: cada seis meses se publica una nueva versión. Después de sacar tres versiones normales con todas las innovaciones que ha sido posible incorporar, la cuarta es más conservadora y se publica con tiempo de soporte extendido de varios años.

Mark Shutteworth, el fundador de Canonical, asegura que los ciclos de lanzamiento cortos brindan muchas ventajas: animan a los implicados a participar, aumentan la cantidad de probadores y además generan publicidad. Pero aunque no lo diga, es cierto que también traen problemas.

Hay ciertas tareas que deben repetirse con cada lanzamiento: reuniones, tomas de decisiones, largas discusiones de diseño, pruebas… y existe la creencia que, de todo este trabajo, mucho solamente se aprovecha para cada versión puntual. Dicho de otra forma, un trabajo para una rutina redundante, que podría aprovecharse en otras tareas más productivas. Muchos proponen con este mismo argumento reducir los lanzamientos a una versión por año como máximo.

Lo cierto es que el mundo del software libre avanza muy rápido y aún teniendo una versión nueva cada seis meses, entre una versión de Ubuntu y la siguiente prácticamente todo el software más popular tiene actualizaciones sustanciales: empezando por el núcleo, pasando por el entorno de escritorio –bien sea GNOME, KDE u otro– y programas como Inkscape, OpenOffice.org o Firefox. A los usuarios les encanta tener estas actualizaciones lo antes posible.

Por otra parte, es cierto que a veces se introducen novedades que pueden no estar lo suficientemente maduras, especialmente en desarrollos propios de la distribución. Solo por poner unos pocos ejemplos de la última iteración: los cambios en el sistema de arranque Upstart, el Centro de software de Ubuntu o la integración de PulseAudio.

Yo creo que debemos preguntarnos fundamentalmente si en realidad se aprovecha mejor el tiempo sacando versiones cada tan poco tiempo, y si con estas versiones al cabo de un tiempo el software mejora más rápido y en una dirección más correcta. Yo estoy convencido de que sí.