Hace un par de días salió la beta
oficial de Google Chrome para Debian, Ubuntu,
openSUSE y Fedora, junto con la versión para Mac OS X. Tras descargarlo, examiné
los paquetes de instalación y descubrí algunos comportamientos que no me
han gustado un pelo.
Centrémonos en lo más importante: sin venir a cuento, instala un
script en el sistema cron que se ejecuta diariamente. Lo que
hace este script es añadir un origen de software que apunta a
los servidores de Google, en caso de que no lo tengas añadido ya. De
esta forma, si el usuario borrase el origen de software, este se volvería a
añadir automáticamente al día siguiente.
Todo esto ocurre a espaldas del usuario, al que en ningún
momento se le notifica de este extraño y poco convencional comportamiento.
El único lugar donde podría llegar a entenderse como que lo avisa –de una
forma un tanto retorcida– es en el punto 11 del extenso y aburrido EULA
que acompaña a la descarga, donde dice: «el software que utilices puede
descargar e instalar actualizaciones de vez en cuando desde Google». Vamos,
que ni es suficiente ni estaría contando la verdad, porque no es el mismo
software el que descarga e instala las actualizaciones.
El origen de software que añade no se borra aunque
desinstales Google
Chrome. El que sí se borra es el script que lo vuelve a añadir
diariamente, por lo que basta con borrar este origen por una última vez –junto
con su clave pública– para eliminar todo rastro.
Alguno podrá decir «¡estás exagerando, no es tan malo!», pero lo
cierto es que este comportamiento no es muy diferente del de un
backdoor: Google abre una
puerta en tu sistema para instalar software desde sus servidores sin tu
consentimiento expreso, mientras crees que solo estás instalando una aplicación
sin más.
Un modo más correcto de proceder sería, a mi parecer, crear un paquete que
lo único que hiciese fuera precisamente añadir el repositorio y
su correspondiente clave pública, sin instalar nada. El mismo paquete
debería notificar esta acción y preguntar al usuario si se
desea instalar Google Chrome
a posteriori, o bien dejarle que lo haga con la herramienta habitual
para su distribución.
Afortunadamente, aunque Google
Chrome no sea software libre, su base Chromium sí. Además de tener
un logo algo diferente, no existe ninguna diferencia notable
entre ambos por la que merezca la pena decantarse por el primero.
Sí, estoy sugiriendo que paséis de Google Chrome en favor de Chromium. Que cada uno haga lo que
quiera, pero en un Chromium distribuido en los orígenes de
software propios de las distribuciones jamás ocurrirán cosas de
estas.
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